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Si bien es completamente humano tener estados de ánimo, temperamentos, emociones y reacciones cambiantes, tenemos mucho más control del que a veces sentimos. Solo necesitamos una conciencia práctica para aprovechar y ejercer ese control.
Todo lo que vemos, sentimos o la forma en que interactuamos, incluso la esencia misma de nuestro ser, es energía. Nuestra energía manipula y crea situaciones que hacen que nuestras vidas sean como son. Es por eso que el poder de la manifestación es, aunque aparentemente intangible, increíblemente poderoso.
Aunque no siempre parezca así, todos tenemos el control de nuestra energía, y aunque a veces sintamos que muy poco está bajo nuestro control, reconocer esto y aprovecharlo al máximo es especialmente importante.
A menudo por hábito, tendemos a condicionarnos prediciendo nuestra propia energía o estado de ánimo, por ejemplo si antes de acostarnos pensamos: "Tengo tanto que hacer mañana, será un día agotador", entonces es posible que estemos configurando nuestra energía matutina para sentirnos impacientes, molestos y cansados.
Un componente crucial de cómo nos sentimos es nuestro entorno, las personas con las que pasamos el tiempo y aquellas con las que nos encontramos. Las personas pueden elevarnos e inspirarnos, pero también pueden agotarnos y todo esto va a depender de los límites que establezcamos.
No te preocupes, no es necesario que estés iluminado para ajustar la energía de tu interior y alrededor, pues con estos sencillos tips que le brindaremos te será más fácil abrazarla.
Siempre recuerda que tienes el poder de decidir cómo te vas a despiertar y enfrentar el día, cómo interactúas con la gente y cómo mantienes la compostura y el equilibrio. No te castigues si no lo dominas de inmediato. Se necesita práctica para volverse resiliente.