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Estar en cuarentena y seguir con un régimen alimenticio bajo en calorías por períodos prolongados no solo es un reto físico si no también mental. Combatir los antojos de hambre puede ser frustrante porque a menudo luchas contra el cerebro y el cuerpo, tratando de convencerlos de que no, en realidad no es necesario comer ese mazapán.
Afortunadamente, existen varios métodos, respaldados por evidencia científica, que pueden ayudar a frenar los antojos de hambre.
Comencemos con lo sencillo:
El volumen de comida
El cuerpo produce naturalmente una variedad de sustancias químicas (péptidos y hormonas) que detienen el hambre.
El sistema digestivo (El estómago y los intestinos) poseen una clase de receptores encargados de modular el apetito, estos receptores son llamados mecanorreceptores, que no son activados o apagados por ningún tipo de nutriente en específico, si no por el estiramiento de tejidos. Esto significa que expandir un poco el estómago, independientemente de lo que esté causando la expansión dará como resultado la reducción del apetito y la ansiedad.
Comer alimentos bajos en calorías en gran cantidad da volumen gástrico y esta es una buena manera de limitar la ingesta de calorías y eliminar la necesidad de comer más.
¿Qué alimentos son ricos en fibra y con bajo contenido calórico?
Frutas y vegetales como brócoli, lechuga, espárragos, ciruelas, zanahoria, naranjas, toronjas, manzanas o jícama.
No es necesario temer a las frutas, pero prefiere aquellas con un volumen mas grande como por ejemplo las manzanas.
También se pueden considerar la ayuda de cereales y leguminosas como arroz integral, avena, cebada, trigo, garbanzo y frijol.
La proteína vegetal es una excelente opción para estos días, ya que es rica en fibra antioxidantes, aporta pocas calorías y da saciedad
Es importante recordar el consumo de agua como una medida contra la ansiedad muy efectiva, ya que en ocasiones se confunde el hambre con la sed.
De esta manera con apoyo de estos alimentos como snacks y un buen consumo de agua podemos ayudarnos a calamar un poco el impulso por comer todo el tiempo
POR: Nutrióloga Teresita Martínez Gil